Deforestación, defaunación y pérdida de suelo productivo
La
campaña de terror a la que nos someten los MAM (Medios de Adoctrinamiento de
Masas, anteriormente denominados Prensa) sobre el Apocalipsis Climático, hace
que dócilmente paguemos un nuevo impuesto a la denominada “huella de carbono” y
que veamos con buenos ojos la devastación de nuestro entorno natural en aras de
evitar la destrucción del planeta Tierra por nuestros malos hábitos de consumo según los apóstoles del Apocalipsis.
En las
provincias de Alicante y Murcia, también en otras partes de España y en el
resto del mundo, están proliferando los proyectos de instalación de centrales
fotovoltaicas, algunos de ellos ya realizados y otros en vías de acabarse a
marchas forzadas.
Lo que
nos quieren vender (de hecho ya está vendida) como la energía más verde y no
contaminante presenta una serie de aspectos no tan verdes que los MAM y por supuesto,
las empresas y grupos económicos que las respaldan no mencionan.
La
instalación de las centrales fotovoltaicas se realiza en terrenos esteparios
que tienen una vegetación y una fauna propias de ellos, que son destruidas
(aniquiladas es más exacto) sin remisión, perdiendo una variabilidad biológica
que forma parte de una cadena viva y en la que las consecuencias de su
desaparición aún no son conocidas.
Así
como las ciudades son islas de calor, las centrales fotovoltaicas son islas de
frío, al evitar el calentamiento del terreno por el sol.
Los paneles solares van instalados sobre estructuras de hierro y aluminio, fijadas al suelo en una cimentación de hormigón. La vida útil de estas instalaciones se estima, según informes de las empresas que las comercializan, en unos 30 años. Nadie dice lo que pasará vencido ese plazo. Será un problema deshacerse de toda la infraestructura, porque por su propia obsolescencia, la tecnología habrá evolucionado y las soluciones serán de otro tipo.
Las
centrales fotovoltaicas se caracterizan por no tener en su área ni una sola
brizna de hierba o vegetal vivo, lo que indica el uso constante de herbicidas.
En el mejor de los casos podrían estar usando (¿quién lo sabe?) el glifosato,
que parece ser el más inocuo de todos y que tiene una vida media de 30 dias.
Desconocemos cómo el uso repetido del mismo durante toda la vida útil de las
centrales puede afectar al suelo y a las aguas subterráneas.
Greenpeace
dice en su página web al respecto:
“Desde hace décadas se viene denunciando los
potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud humana, pero nunca se
han llegado a tomar medidas amplias. En 2015, la Organización Mundial de la
Salud (OMS), clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los
seres humanos”, basándose en una fuerte evidencia de que es cancerígeno para
los animales. También se sospecha que actúa como un disruptor endocrino y que
es tóxico para la reproducción.
Entre los principales grupos de riesgo y más
vulnerables se encuentran las personas que se dedican a la agricultura, sus
familias, fetos, bebés y la infancia. Para aquellas personas que no nos
encontramos en estos grupos, la alimentación es la principal vía de exposición
a los plaguicidas y por lo tanto al glifosato.
Además de en nuestra salud, el uso de glifosato tiene graves impactos en el medio ambiente, puesto que contamina los suelos y el agua y afecta a otros seres vivos (organismos acuáticos desde algas microscópicas hasta peces y moluscos, pasando también por las ranas y sus renacuajos, y organismos del suelo, como las lombrices de tierra, fundamentales para mantener e incrementar la fertilidad del suelo).”
Las placas de los módulos solares han de mantenerse limpias para que su rendimiento sea óptimo, esto supone su limpieza periódica, que se realiza con agua. Las empresas no informan de la cantidad de agua que esto consume ni tampoco si lleva algún tipo de aditamento para evitar que al secarse el agua los paneles sigan manchados. Es de suponer que lleven algún tipo de cera para evitar la formación de gotas y que el agua resbale toda al suelo.
Todo lo
dicho hasta ahora son factores de defaunación y de desforestación arbustiva.
Otro
factor a tener en cuenta para no babear con la supuesta bondad verde de estas
instalaciones es la destrucción del paisaje. Ya he puesto una muestra en Turrón fotovoltaico
En la actualidad se está tramitando la instalación de 134 estaciones fotovoltaicas en la provincia de Alicante. Se llegaría a obtener la potencia nominal de 1798 MW. Si tomamos como referente los datos de la central Turroneros que suministra una potencia de 50 MW y ocupa 64 ha, por una simple regla de tres, nos encontraremos con una superficie ocupada de 2.301 ha. En el gráfico que sigue nos podemos hacer una idea de dicha superficie
y esto es sólo el aperitivo.
¿FOTOVOLTAICAS?
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