Bebiendo naturaleza
El
mundo de las bebidas no se limita a las fermentadas o destiladas. Las tisanas y
los macerados son otros procedimientos para aprovechar las sustancias que el
mundo vegetal nos brinda.
Otra
manera de incorporar los productos vegetales volátiles es mediante vahos pero aquí
ya no se trata de una bebida sino de una inhalación y ese método lo comentaré
en otras entradas bajo otro epígrafe.
Comienzo
este capítulo con las infusiones de tomillo por varias razones: por su gran
variedad de especies, por su amplia distribución y por su abundancia en nuestro
entorno.
Creo
que no hay yerba aprovechable que no esté comercializada y en general se
encuentran en supermercados e incluso en farmacias en presentaciones variadas,
desde sobres para tisanas a càpsulas para su ingesta directa y hasta cremas
para uso externo en afecciones dérmicas.
El
tomillo común (Thymus vulgaris L.) lo encontramos en abundancia en todos los
montes del sureste español, cuanto más seco más tomillo. Ahora, en primavera,
está en plena floración y las infusiones con la flor son de sabor más intenso
sin llegar a molestar.
Personalmente
cuando me preparo una infusión con la yerba natural, suelo hacerla de un litro
para optimizar la dedicación. En el tomillo se utilizan las ramitas distales
que contienen las hojas y las flores. Su longitud varía en torno a los 5 cm y
se cortan muy bien con una tijera.
Para el
artículo y con fines didácticos recogí una plantita entera, pero es más
práctico y más conservador salir al monte con unas tijeras de electricista (2€ en los chinos) e ir cortando las ramitas y echándolas en una fiambrera de
plástico (en la que hemos transportado las tijeras) y donde conservaremos “la
cosecha”. Para no matar la planta nos limitaremos a cortar como mucho un tercio
de sus ramitas. En un par de metros habremos llenado la fiambrera.
Para
preparar la infusión ponemos un litro de agua al fuego y cuando ya esté
hirviendo echamos un puñadito de ramos, bajamos del fuego y mantenemos la
cocción durante diez minutos. Se puede tomar ya pero mantengo el tomillo en el
agua hasta que está tibia y utilizando un colador vierto el líquido en el
recipiente de conservación.
Si para
nuestro gusto está fuerte de sabor, siempre está la posibilidad de diluirlo. Yo
no recomiendo azucararlo.
Todas
las tisanas admiten el añadido de un aguardiente. Si es puro (sin azúcar)
potencia el sabor si se añade en una pequeña cantidad y sirven: el cazalla, el
orujo, el anís seco, la ginebra, el vodka, la cachaza, etc. ¡Ojo!, que las
bebidas destiladas se absorben más rápidamente que las fermentadas.
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