Efectos especiales celestiales
En la provincia Alicante hay varias iglesias consagradas a Santa María. En la ciudad está la Basílica de Santa María, en el casco histórico, situada entre el Paseito de Ramiro y el Museo de Arte Contemporáneo.
El infante
Alfonso (que reinaría como Alfonso X el Sabio), hijo de Fernando III el Santo,
firmó con Muhamad Aben-Hud, gobernador
musulmán del Emirato de Murcia, el Tratado de Alcaraz por el que se ponía el
reino de Murcia, que incluía Alicante (la medina Laqant) bajo protectorado de
Castilla. Al haber algunas insurrecciones de los moros, el infante Alfonso, ya
rey, acudió a someter Alicante mandando destruir las dos mezquitas existentes.
Una de ellas fue la mezquita aljama (o mayor) que estaba situada en el solar
que hoy ocupa la Basílica de Santa María. Esto ocurría en 1248 y lo hizo a
petición de su esposa doña Violante.
La
construcción se inició en 1417 y se terminó en 1484, realizándose posteriormente
algunas modificaciones y ampliaciones, durante el Renacimiento. La decoración
es del siglo XVIII.
La
proclamación como Basílica se produjo el 25 de marzo de 2007
Santa
María presenta varias singularidades que iré comentando en otros artículos.
Ahora relataré algunos aspectos relativos a sus portadas, fundamentalmente la
central, ya que las laterales están pobremente ornamentadas.
_1200x893.jpg "Imafronte de Santa María")
La portada original era gótica con un arco ojival y sobre él un rosetón y debía ser tan sobria en elementos decorativos que no gustaba ni a la población ni al clero (estamos en el barroco) por lo que en 1721 se inciaron los trámites para su modificación.
Los
canteros Francisco Mingot y Pedro Juan Violat y el maestro albañil Nicolás
Puerto se encargarían de la construcción, desconociéndose si los planos eran
suyos o del concejo de la ciudad. A Laureano Villanueva le encargaron la parte
decorativa y escultórica del proyecto, por lo que modificó los planos iniciales.
Con un
debate entre los estudiosos sobre el proceso adminsitrativo del proyecto, hay
unanimidad en que fue Violat el constructor y que el cantero que realizó los
elementos de sostén (basamentos, columnas, capiteles y demás) fue Mingot.
También está aceptada la autoría de las esculturas y demás elementos
decorativos a cargo de Juan Bautista Borja.
Juan
Bautista Borja, aunque nacido en una época posterior al renacimiento fue un
hombre con una cultura renacentista, es decir, muy amplia y probablemente fue
conocedor de la simbología de los arquitectos y canteros de épocas anteriores a
las suyas e imbuído de ese conocimiento, lo aplicó en sus obras.
La
Dormición tuvo varios proclamadores, Juan de Tesalónica, Arzobispo, fue uno de
ellos y lo plasmó en sus escritos apócrifos.
El
escultor Borja debió conocer este evangelio apócrifo y lo “escribió” con su
arte en la portada de Santa María trasladando a la piedra las ideas del Libro
de Juan, Arzobispo de Tesalónica, sobre la Dormición de María.
Transcribo el capítulo del anuncio del ángel del Libro de Juan de Tesalónica:
Anuncio del ángel
3 1 Cuando la santa madre de Dios, María, se
desprendía del cuerpo, vino hasta ella
el ángel grande y le dijo: «María, levántate y toma esta palma que me ha
dado el que plantó el paraíso y entrégasela a los apóstoles, para que con ella
en la mano canten himnos delante de ti, porque dentro de tres días vas a dejar
el cuerpo. Pues he aquí que envío a todos los apóstoles a tu presencia; ellos
te tributarán las honras fúnebres y contemplarán tu gloria hasta que te
trasladen a tu lugar». María respondió al ángel, diciendo: « ¿Por qué has
traído solamente esta palma, y no has traído una palma para cada uno que no sea
que si se da a uno solo, los demás protesten? ¿Qué quieres que haga, o cuál es
tu nombre para que, si me lo preguntan, se lo pueda decir?». El ángel le
contestó: “¿Por qué quieres tú saber mi nombre? Pues es admirable de oír. No
dudes, pues, en recibir la palma, porque muchos serán curados por ella, y
servirá de prueba para todos Ios habitantes de Jerusalén. Al que cree se le
manifiesta; al que no cree se le oculta. Vete, pues, a la montaña».
2 Entonces se fue María y subió al monte de los Olivos mientras brillaba delante de ella la luz del ángel; en su mano llevaba la palma. Cuando llegó al monte, se regocijó él con las plantas que en él había, de tal modo que las plantas inclinaban sus cabezas y adoraban.
Cuando María vio esto, se turbó pensando que sería Jesús el que allí estaba y dijo: « ¿Eres tú acaso el Señor, porque por ti se ha producido tan grande prodigio, ya que tantas plantas se han postrado ante ti? Pues, digo yo, nadie puede realizar prodigio tan grande sino el Señor de la gloria, el que se entregó personalmente a mí».
3 Le dijo entonces el ángel: «Nadie puede
hacer milagros si no es por su mano. Pues él suministra poder a cada uno de los
seres. Yo soy el que recibo a las almas que se humillan ante Dios y las
traslado al lugar de los justos en el día en que salen del cuerpo. En cuanto a
ti, si te desprendes del cuerpo, yo mismo vendré a buscarte».
4 María entonces le dice: «Señor mío, ¿en qué forma vendrás a tus elegidos? Dime lo que es; dímelo para que yo también esté al tanto cuando vengas a tomarme». Él le contesta: « ¿Qué tienes, Señora? Pues cuando Dios envíe a buscarte, no vendré yo solo, sino que vendrán también todos los ejércitos de los ángeles y cantarán himnos delante de ti.
Toma, pues, el premio». Y después de decirle estas cosas, el ángel subió al cielo convertido en luz.
4 1 María regresó a su casa. Y enseguida tembló el edificio por la gloria de la palma que llevaba en la mano. Cuando cesó el movimiento, entró en su cámara secreta y depositó la palma en un lienzo fino de lino. Entonces oró al Señor diciendo: «Escucha, Señor, la plegaria de tu madre María, que clama hacia ti, y envía sobre mí tu benevolencia; que ninguna potencia venga ante mí en la hora aquella en que salga del cuerpo, sino cumple lo que dijiste cuando lloré en tu presencia diciendo: « ¿Qué haré para librarme de las potencias que vengan sobre mi alma?». Tú me prometiste diciendo: «No llores; no vendrán ángeles a ti, ni arcángeles, ni querubines, ni serafines, ni otra potestad, sino que yo mismo vendré a buscar tu alma.
Ahora, pues, se ha acercado el dolor para la que está de parto». Y oró diciendo: «Bendigo la luz eterna en la que habitas; bendigo toda plantación hecha por tus manos, que permanece por los siglos. Oh santo, que habitas en los santos, escucha la voz de mi plegaria».
Otro detalle en el grupo escultórico inferior es que la Virgen María esta representada por su anagrama y que toda la escultura está recogida en un triángulo: ¿es casualidad o el escultor quiso representar a la Divina Providencia?.
En el cristianismo católico y ortodoxo la Coronación de la Virgen forma parte de la biografia de la Virgen María. Pertenece esta creencia a la tradición. Su descripción la hizo San Melitón, obispo de Sardes (ciudad de Asia Menor) en el siglo II, en un relato que fue divulgado en el occidente cristiano del siglo VI por Gregorio de Tours y más tarde en el siglo XIII por Santiago de la Vorágine en su Leyenda dorada.
El
relato supone que en cuerpo y alma, María sube a los cielos (Asunción de la
Virgen) y allí es coronada por Cristo, Dios Padre o la Trinidad.
Borja nos ofrece una imagen dinámica de la coronación de María en el conjunto escultórico superior de la portada de la Basílica. Para ello situó la escultura redonda de la Virgen, adelantada dentro de la hornacina, separa del fondo de la misma donde se encuentra la Santísima Trinidad sujetando la corona por encima de la cabeza de la Virgen.
Si nos
situamos enfrente de la entrada principal, al otro lado de la plaza y vamos
caminando recto hacia la puerta, a medida que avanzamos, veremos que la
separación entre la corona y la cabeza de la Virgen va disminuyendo hasta que llega a la altura de la cabeza. Al cambio de la posición relativa de dos objetos respecto a un observador que se desplaza se
le llama paralaje y no tiene nada que ver con un trampantojo, como generalmente
lo denominan.
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