No, gracias
Lo que nos presentan como la panacea para evitar la emisión de CO2, no es más que un gran y multimillonario negocio que dejará nuestros campos convertidos en un inmenso chatarrero, destruirá el paisaje y acabará con la fauna y la flora de las llanuras.
Por toda España, grupos ecologistas y asociaciones de agricultores están manifestando su oposición a la instalación de las centrales fotovoltaicas, sin mucho éxito dado el poder económico de los grandes grupos financieros que hay detrás de las empresas figurantes.
En
diciembre último (2020), la revista Science publicaba una carta firmada por
científicos españoles, haciendo un llamamiento a la prudencia en busca de
energías alternativas.
“Los nuevos proyectos afectarán a cientos de
miles de hectáreas, y no hay forma de compensar la enorme cantidad de valiosos
hábitats que podrían perderse. España debería adoptar un enfoque más cauteloso
para evitar un escenario en el que los objetivos energéticos sean cumplidos a
expensas de la biodiversidad.
Se planean muchos proyectos de energías
renovables en suelos marginales de bajo costo y alto valor ecológico, como
extensivos cereales tierras de cultivo y cordilleras salvajes albergando aves
esteparias y rapaces que tienen en España su mayor europeo o poblaciones
mundiales. Energía fotovoltaica necesita grandes extensiones de tierra y
afectan principalmente a especies en declive de estepa aves, que están mal
representadas en la red española Natura 2000”
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